domingo, 1 de septiembre de 2013

quilombo

me calzo los auriculares, me aíslo del ruido que hay alrededor. 
de las demandas, de las obligatoriedades de ser madre y casi esposa. 
dormí la siesta. 
me escondí entre sueños de lo que siento 
cuando lo abrazo. 
porque sin amarlo aùn lo abrazo. 
y lo hago porque aunque venga de mil heridas, sigo necesitando espantar el frìo de la soledad que vive conmigo. 
y porque agarrada a su espalda, lo sueño a èl. 
a ese puto amor que debiera ser para toda la vida. 
y es que la terca esperanza no me abandona, me duele, me mata, me tiene agònica al borde de la cornisa. 
pero no me deja. 
y es un quilombo de trapos en el placard de mi alma. 
y luego està èl, que llena la heladera, las alacenas, de cosas la casa. 
pero que olvidò el camino a ese lugar donde se encontraba conmigo. 
como una gretel infantil, dejè pistas tras pista, para que por esos olvidos, aún fuese capaz de llegar a mì. 
pero en este paìs de tuertos, el ciego es èl. 
y me hartè de engañarlo. 
me hartè de mentirle. 
me hartè de fingirle placeres. 
me hartè de las caricias ,que ausente, deja en mi piel. 
me hartè del quilombo de mantener la careta hipócrita de la mujer enamorada. 
estallo.
 y soy esquirlas desperdigadas de la mujer que querìa ser.
y tenaz junto mis pedazos.
y me resigno a no sentir.
a cambiar las rosas que soñè, por las ortigas que florecen en mi en el ardor de mi mirada.
y camino para no hundirme otra vez en ese abismo del que costò tanto salir. 
y me oculto entre los bites y bytes
de charlas de madrugada que a veces son tanto, y al amanecer tienen el sabor de lo tan poco.
incapaz de soñar.
incapaz de apostar aunque todos los caballos fuesen el ganador. 
ordenando la ropa lavada.
sin poder ordenar el caòtico universo de mi alma.
queriendo amar.
sabiendo que no hay a quièn.
queriendo revolear la careta.
queriendo irme de esta vida. 

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