lunes, 26 de noviembre de 2012

Comienzos

empezar de nuevo.
rearmarme.
reagrupar fuerzas.
levantarme sabiendo que puedo, que soy capaz, que más allá de mis errores y equivocaciones, yo puedo.
puedo ser la que quiero ser.
puedo tener la carrera que quiero. 
puedo darle un futuro a mis hijas, y puedo dejar una impresión en este mundo.
Se terminaron los cuarteles de invierno.
porqué hoy elijo renacer

Respuesta


Me dijiste que buscara dentro de mí. En mí está la raíz de mis equivocaciones. No son ellos el error. El error lo he cometido yo, pensaba en Guillermo, mi primer amor. El del primer año de la secundaria. Lo ví y me encantó. Y con la inexperiencia de mis 13 años le escribí una carta. Se la dejé dentro de la carpeta. Debería haberla pegado en el pizarrón, porque no fue jamás un acto privado entre dos personas. Él lo sintió como una vergüenza. Desde ese momento me vetó. Me ignoró. Hizo de cuenta que yo no existía. Me contaron después que la leyó en la plaza y la rompió, y la tiró en el cesto de la basura. Ese fué el destino de mis primeras palabras de amor: la basura. Por Dios, era tan ilusa. Me limaron la cabeza las novelas rosa. La culpa la tienen Jude Deveraux y también Shakespeare (qué por supuesto, SÉ que no es una autor de novelas rosas). A ellos les compré la idea del amor que puede con todo: con las diferencias sociales, con las diferencias económicas, con las diferencias estéticas y culturales. Creí con todo lo ilusa que puedo ser, que cuando un hombre me conociera vería lo que yo consideraba que era: una buena persona, generosa, honesta, sincera, culta, inteligente, dulce, cariñosa, llena de ternura y de amor por dar. Que no vería de donde venía, sino adonde quería llegar. Que no vería que no era todo lo linda que hacia falta, pero que mi belleza suprema estaba en mi alma y en las yemas de mis dedos, lista para ser derramada en su piel. Creí todo eso. Eso decían las novelas con las que me atosigaba. Si hubiera sido realmente tan inteligente hubiera analizado a mis padres, hubiera visto que el amor o la falta de él, estaba escenificado en mi casa. Lo que mis libros decían es lo que cualquier mujer anhela, pero no era la vida real. En la vida real, hoy lo sé, las cosas no son así. Con el Guille tuve la primera lección acerca de fijarme en un sapo de otro pozo. Años después mirando George de la Selva, en una escena la vieja bruja le dice a George, que las manchas y las rayas no se mezclaban, que la rubia divina era una raya, y él (George) una mancha. Cada vez que pienso en el gerentito, recuerdo esa escena y esa frase. Debo reaprender el amor real. Saber que existen las incompatibilidades sociales, económicas y culturales. Que determinado tipo de hombre se queda con determinado tipo de mujer, por más que no esté enamorado. Que muchas personas, la mayoría, actúan de acuerdo a lo que se espera de ellas, en lugar de hacer lo que sienten. Debo aprender a amar con los ojos abiertos, analizando primero y sintiendo después. Aprender de mis errores. Buscar un igual, no uno mejor que yo. Buscar un luchador, alguien con sueños, alguien que sepa lo que es haber caminado desiertos. Alguien que valore la compañía por el sólo hecho de conocer demasiado la soledad. Quisiera poder decirte que sé porqué me equivoco, quisiera que todo lo escrito sea una respuesta satisfactoria, pero siento que algo se me escapa. Quizá esperé que alguno de ellos dándome bola confirmara que soy una buena persona, generosa, honesta, sincera, culta, inteligente, dulce, cariñosa, llena de ternura y de amor por dar.
 Porque quizá ni yo crea que esa soy yo.
Te dejo un beso (este saludo lo aprendí de él, aunque nunca me dejó uno en persona)
Y te dejo estas palabras

domingo, 25 de noviembre de 2012

Lucas



Lucas

Siempre digo que en algún momento la vida te deja  de cagar a piñas y te tira algo bueno. A mí la vida me dió a Lucas. Es cómo un hermano. Más que un hermano, porque yo que tengo 2, Adrián y Fer, no tengo con ellos ni el 5% de la confianza que tengo con Lucas. Nos conocimos en Abril del 2003. Yo empecé a trabajar en la misma empresa donde él era chef. Me conoció en la época de las vacas flacas, porque yo no tenía ni 5 centavos en el bolsillo y estaba re flaca. Me vestía con una estética de laucha vintage terrible. Cuando me vio, según me confesó después, les dijo a los de la cocina “ y a este bicho de donde lo sacaron??”. Yo lo ví y con esa percepción que me ha caracterizado cacé al vuelo que era gay. Y como este tiene la costumbre de hacerse el simpático aunque por dentro te esté puteando en chino mandarín, y cómo yo acá estaba más sola que un hongo, me le pegué, y un sábado le caí cuando se estaba por ir a su casa, para salir a bailar. Ahora que lo conozco sé que me puso cara de “a esta la mato” pero no le dio para darme la patada voladora. Inclusive me llevó a una confitería a tomar un café para hacer la del confesionario de que soy gay  y todo eso, y ni así me espantó. Fuimos al único boliche gay de la zona, y lo pasamos bomba, en esa época descubrí que con un poco de alcohol en sangre me convertía en el clon de Shakira. Y desde ahí nos convertimos en compañeros de ruta. Por supuesto que también nos peleamos. Estuvimos cerca de 3 años sin hablarnos. O un poco más, no recuerdo, y lo extrañe como una desgraciada, lloré como una idiota cada 20 de julio, pensando en él. Porque la intensidad que tengo para todo en la vida, la tengo también para quererlo a él. Y un día no aguanté más y lo llamé. Y él que me súper conoce se dio cuenta de que era una bandera blanca ese llamado. Vino a casa a tomar unos mates y fue como si el tiempo no hubiera pasado. Hablamos lo justo y necesario. Sin revolear culpas ni reproches. Nos pusimos al día y cuando se iba nos abrazamos. No le dije, pero cuando se fué, me largué a llorar. A mí que no se me cae una lágrima ni por puta. Lloré por todo el tiempo que lo extrañé. Y lloré porque recuperamos el vínculo. Y porque me sentía otra vez completa con él en mi vida.  Desde ahí hablamos todos los días. Y nos juntamos aunque sea a tomar unos mates. Sólo él conoce esta doble vida mía con todos los detalles. Conoce mis miserias y mis riquezas. Y me banca como soy. Por eso digo qué es más que un amigo. Es un hermano. Un hermano que esta vida bipolar, me dio en un rapto de buena onda conmigo.

viernes, 23 de noviembre de 2012

LO QUE ME GUSTA


  • me gusta el silencio de la noche
  • me gusta el ruido del centro, un sábado a la tardecita
  • me gusta mirar atardeceres
  • me gusta el bochinche de los pájaros cuando el sol amaga con salir
  • me gusta el olor a lluvia
  • me gusta el olor de mis hijas cuando duermen, y más si lo hacen una a cada lado mio
  • me gusta mirar las manos de las personas. Las manos cuentan las historias de sus vidas
  • me gustan los abrazos
  • me gusta el té con leche con tostadas recién hechas y su olor inundando la cocina
  • me gusta caminar temprano por la mañana y ver al mundo que me rodea,  despertar
  • me gusta el pastel de papas al romero
  • me gustan los zapatos altísimos, aunque ni loca los uso
  • me gusta el One de Calvin Klein y más en el pecho de un hombre
  • me gusta la sandía helada
  • me gusta la piña colada con licuado de mandarinas
  • me gusta el color rosa
  • me gusta el verde
  • me gusta el negro
  • me gusta mi pelo
  • me gustan mis clavículas, ahora que se ven
  • me gustan las duchas largas con agua caliente
  • me gustan las burbujas del hidromasaje
  • me gustan los masajes
  • me gustan las flores
  • me gusta escribir
  • me gusta cocinar para las personas que amo
  • me gustan los anillos de plata
  • me gusta un buen libro
  • me gusta el silencio y la quietud de la Biblioteca Alberdi
  • me gusta poder decir todo esto

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sensatez y Sentimientos



Quise vender algo que no soy. Quise hacerme la dura, la superada, la que tenía claro que solo era cama y nada más. Con 19 tipos me funcionó perfecto. Con el nro. 20 me fui al carajo. Me pudo. Me despertó sentimientos. Me gustó demasiado. Empezó a mover cosas adentro mío. Sin embargo sé que sólo será la llave que me abrió el corazón a nuevos sentires. Nos separan abismos incruzables propios y ajenos. Y es mejor así. Quiero quedarme con los buenos momentos, con los buenos recuerdos. Con las buenas charlas, con las confidencias, con las cosas que me ayudó a superar. Con el perfume de su piel en mi memoria. Me queda saber que estos sentimientos los provocó un buen tipo, no uno perfecto, pero sí buena persona. Uno al que admiro. Yo que creí que nunca más podría sentir esa cosa loca llamada Amor, descubro que tengo la capacidad. Sí deberé cambiar la receta. No sé si buscar una nueva, No sabría cómo hacerlo, pero sí pararme desde otro lugar. Tengo que aprenderme de nuevo. Asumir que soy una mujer sensible, que siente, que quizá escondió todo ese mundo por años de vivir con miedo. Muchas veces me lamenté por no haber podido encontrar al amor de mi vida. Tenía la idea absurda de que algún príncipe azul vendría y saltaría todas mis murallas y me rescataría. Hasta anoche tuve esa idea.  Pero bueno, nro. 1 los príncipes azules destiñen. Nro.2 nadie nace sabiendo rappel. Es mi trabajo poder derribar piedra por piedra eso que construí para protegerme. Poder dejar de tener vergüenza de ser la que soy. De ser 1.58 de pasión y sensibilidad. Yo PUEDO. Llegué a este punto. Sí con lágrimas en los ojos, sí con rasguños en el corazón, pero feliz de alguna manera de saber que por un breve momento quise a ese hombre, de que pude hacerlo. No es nada que el tiempo no cure. Si soy más sabia es porque de otros errores aprendí. De esto hoy aprendo. Aprendo a ser más honesta conmigo misma. A no fabricarme personajes que no soy. No esta mal sentir. No soy de titanio. Debo elegir mejor en quien depositar mis sentimientos. Debo aprender a decir lo que siento en el momento adecuado.
Me quedó saber como sería un beso suyo. En lo impersonal del sexo sin compromisos eso se perdió. “El cielo que jamás podré tocar” escribirlo me desborda la mirada. Y sí, duele. Esto había durado demasiado. Y yo lo sabía. Otra cosa que aprendí: hay que tener siempre Esperanzas, pero no ser un kamikaze que se arroja en un avión en llamas.
Este Amor debería venir sponsoreado por pañuelos de papel tissue =) Por suerte sé que lo podré superar. Que me va a llevar tiempo, eso no lo dudo. Pero bueno, cuando mis nietas me pregunten qué es el Amor,  podré decir que es la fuerza más profunda que puede sentir un ser humano, que llega adonde nada ha llegado y que aunque muchas veces sea efímero y no correspondido, nunca pasa sin habernos cambiado aunque sea un poco, en algo.