martes, 22 de octubre de 2013

El Coco





El Coco era mi padrino. Primo de mi viejo, había venido al valle junto con él. 
Vivía atrás del rancho que teníamos en la chacra. 
Era un peón, más o menos como mi viejo. 

Yo recuerdo algunas cosas de él. 
Recuerdo que mi mamá nos tenía prohibido estar cerca suyo. 
Pero yo me escapaba. 
Porque él me regalaba golosinas. 
Le hablaba por el ventiluz de la pieza. 
Y le pedía titas y caramelos fish. 
Yo lo quería a mi padrino. 
El me traía cosas dulces a escondidas. 
Aunque mi mamá se enojara y le gritara sí nos descubría. 

Claro. 
Yo no recordaba. 
Mi mamá sí sabía. 
Pero no sé porqué, yo no. 

Hasta que un día lo vi morirse. 
El Coco tomaba mucho. 
Y fumaba también. 
Cuando no estaba en la chacra, estaba en el boliche chupando o tomando con los otros peones y mi papá. 
Cuando estaba así, yo me escondía... pero no sabía porqué. 
Hasta que lo vi morirse. 

Al Coco le dio un infarto. 
Nadie sabia hacerle RCP. 
Eso era cosa de instruidos. 
Mi mamá si sabía. 
Pero parada al lado de él, se negó a ayudarlo. 
Yo no quería que se muriera. 
Quién me iba a comprar titas? 

Al Coco se lo llevaron. agónico, en la camioneta del patrón. 
Salieron todos junto con él. 
Y mi papá y mi mamá, en el apuro, se olvidaron de que yo no había subido. 

Me quedé sola en la chacra, y la pieza del Coco estaba abierta. 
Y entré. 
Y cuando me senté en su cama. 
No sé sí del susto de verlo con la cara pálida y la boca azul, me acordé. 
El Coco me daba las golosinas en su pieza. 
El Coco me acostaba en la cama. 
El Coco me tocaba. 
A él le gustaban los vestidos que mi mamá me ponía. 
Le gustaban las bombachas haciendo juego. 
Pero más le gustaba tocarse mientras me manoseaba. 
El Coco usaba mis manos para hacerse una paja. 
Mi padrino me compraba golosinas para hacerme ir a su pieza. 
Pero con 3, 4 o 5 años cómo saber que eso estaba mal? 
Cómo imaginar tan chica que él era un hijo de puta disfrazado de oveja? 

Mi mamá supo que algo pasaba, un día en que me estaba bañando con mi hermanito. 
Mi mamá escuchó algo que dije. 
Mi mamá vió como yo tocaba a mi hermanito. 
Mi mamá me preguntó. 
Mi mamá entendió. 
Mi mamá lloró. 
Furiosa lo quiso matar. 
Mi papá dijo que lo que yo decía no era verdad. 
Mi papá nos pegó. 
A ella por liera. 
A mi por mentirosa. 

Cuando al Coco le dio el infarto, mi mamá se las cobró. 
Lo dejó que se muriera delante suyo y delante mío. 
Y yo no me olvidé más. 
De las caras del Coco al tocarme. 
Y de la desesperación que tenía al morir. 
No sé sí fue al cielo. 
No sé sí se arrepintió. 

Hoy lo recuerdo como al primero de tantos hijos de puta que ensuciaron mi alma, profanando mi cuerpo con su inmundicia. 

El Coco me decía que me quería. 
El Coco mentía. 
El Coco era un pedófilo. 
Pero pobrecito. 
La victima fue él. 
Yo la mentirosa que sin querer lo descubrió. 

Así aprendí las reglas del silencio. 
Por eso, años después cuando otro enfermo apareció. 
Me callé. 
25 años. 
Me cubrió el silencio trágico de otra injusticia. 
Gracias al Coco. 
Y a que quién debía creerme y protegerme. Lo encubrió.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario