“...Entendí que aunque te amaba tenía que seguir otro camino...”Como todos los días pensé en vos. Es algo inexorable. Me da por los ovarios, pero cuando me obsesiono con algo soy insoportablemente persistente. Tengo ganas de cojerte, de tenerte atado y amordazado 24 horas en mi cama. Gozarte, sacarte toda la leche, lamerte y chuparte completo. Tengo ganas de desaparecerte de una vez por todas de mi vagina inconforme sin tu pija para llenarla. Quizá así te termine de amar o de olvidar. Quizá así me deje de pensar en los “si hubiera” y los “y si”. Y pueda seguir de una con mi vida. Ni siquiera cojimos bien. Cojimos 2 veces, si. Pero no fue de esos polvos que te dejan rota y con las caderas desconfiguradas de los embistes del chongo de turno. Encima en esa época post violación cojía para no estar sola, sabía poco de placeres, menos de recibirlos que de darlos. Me gustaba hablar con vos, y para seguir hablando con vos tenía que cojer. Recuerdo que cuando me pasaste a buscar, me dijiste que íbamos a ir a un lugar tranquilo a charlar. Y me llevaste al telo, al Momentos para ser exactos, encima, era el más berreta. El más barato. Y me llevaste ahí. Y ahí cojimos. Te la chupé, ya en esa época era buena mamando. Y lo hicimos al más ordinario estilo misionero. Te das cuenta? Fue un polvo de lo más básico. Pero así y todo me enamoré o me obsesioné o lo que sea, no sé que carajos me pasó. El asunto es que después de todos estos años, ambos con sus vidas hechas y sus cartas jugadas, sos como un peñón de Gibraltar en mi existencia. Una mina explosiva que cuando menos espero, piso y me estalla partiéndome en dos partes y entonces me re caliento y te puteó y te detesto para después terminar llorando porque quiero verte y desangrar las ganas que te guardo y agarrarme una curda cósmica con el olor de tu piel maldita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario