I wanna hold your hand,
Ya se que no soy la misma mina de la que dice que se enamoro. Tengo 30 kilos más. Y un carácter más agrio. Son casi 7 años de navegar y encallar, navegar y encallar, así sucesivamente No tengo ganas de nada. Hoy ni siquiera abrí las cortinas. No quería que el mundo se metiera dentro de estas paredes. Me hice el test de embarazo. Por suerte dio negativo. No hubiera soportado otra cadena atándome de los ovarios a este mundo. No es que no ame a mis hijas o que esté arrepentida de haberlas tenido. Lo que odio es la inmovilidad que me atrapó por no tener ayuda para criarlas. No solo me pasa a mí. Nos pasa a todas las que no pudimos hacer una carrera y tener el puto titulo colgando de la pared. Me siento bajoneada. Sin energía ni para pasar la escoba. Tampoco ayuda este tiempo inmundo con frío, viento y cenizas que se cuelan hasta mi ADN. Así quien puede hacerse la enamorada? Con los pelos duros y la cara como una pared mal revocada!!! Tengo ansiedad de algo dulce. Me como unas naranjas medio ácidas. Aunque necesito el chocolate que le pedí. Ya sé que me engorda pero me da las endorfinas que el sexo que no tenemos no me da. Empecé a comer cuando empecé a percibir que el azul de las vestiduras se desteñía. Me llevo mucho reconocer que me enamoré de la idea que yo tenia de él. Y no tanto de él. Es complicado. Porque aunque se lo explique a pruebas de pelotudos él no entiende lo que yo quiero. Y quedo como una histérica gata de doña flora. Y me subo a la moto y lo mando a la mierda. A veces no me voy a dormir con él nada más para que no me toque. Cuando quiere ponerla me hace la “radio de transistores” toca 2 perillas y un botón y yo tengo que transformarme en una gata alzada. Y no. No me pasa nada. He querido que entienda que con lavarse los dientes y hablarme despacio el oído las cosas que tiene ganas de hacerme, alcanza y sobra para que despegue mi calentura. Pero es al pedo. No lo entiende, hace lo que a él le gusta. Como a él le gusta. Y cuando él quiere. Y me da por los ovarios tanto egocentrismo sexual. Y me siento una tarada marca cañón, porque en estos años me tomé el trabajo de aprender su cuerpo, de saber como dice Arjona el punto exacto donde explota. Le di todo lo que tenía, y no sirve. Y ya no hay más nada que inventar para él. No le gustan las fantasías. No le gustan los juegos. Y yo de ser el petardo caliente que vivía con ganas de hacerlo, ahora soy la odiosa ama de casa anorgasmica, especialista en fingimientos. Porque hay que decir que no se da cuenta de cuando finjo y de cuando no. No, si en cualquier momento me llaman del sindicato de actrices porno para que de una charla…. Para mientras que falta me hace el chocolate...
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