MIS QUERIDOS HOMBRES, PORQUÉ SERÁ QUE NO SE PUEDE VIVIR SIN USTEDES???
Yo lo intenté pero no pude, mil veces a mil hombres les dejé el alma a sus pies, y consecuentemente lo que recibí fue una patada, que me dolió hasta el alma. Pero aprendí. A no ser adicta al amor, a disfrutarlo solo si lo recibía, no si lo imaginaba. Me llevo tiempo y sentir muchas pieles en mi piel, el darme cuenta de que dando sexo no lograría amor, de que dejando el alma en una cama no lograría jamás ser amada. Para esos hombres fui unas horas “ de trampa” y nada más, pero queridos hombres era tal mi sed de amor, que con sus migas me conformaba. De ustedes aprendí cosas útiles, aprendí a camuflar mis emociones, a mentir placeres que realmente no supieron darme. Por qué será que creen saber todo de una mujer? Si ignoran la ubicación fundamental del clítoris ? Es verdad, no saben donde queda, y muchísimo menos, para lo que sirve !. Y aunque no lo crean, de alguna manera eso me consuela, porque se que van por la vida haciéndose los machos sin serlo verdaderamente. Y en algún momento se van a encontrar a una mina bien plantada que no tema herir tanto orgullo y que les cante las cuarenta. Aunque seguramente la van a acusar de frígida, sin que lo sea.
Nada más que para zafar.
Por qué les digo todo esto? Porque necesito limpiar mi ser de toda la basura que dejé entrar. Porque quiero exorcizar los recuerdos de ese tiempo de desesperación, de soledad, de miedos que no sabia como resolver. En ustedes busqué amantes y amigos, y lamentablemente no supieron ser una cosa ni la otra. Buscaba estar con otro ser humano algunas horas, y muchas veces tener sexo era el precio por la compañía, lo único que quería de ustedes era alguien con quien hablar, para espantar el halo invisible de una casa vacía, de una mesa en algún bar, un libro, un bebé en mi vientre y yo.
No me siento orgullosa de esa época, me parece un flash de inconciencia, de sed de un abrazo que me sostuviera en esa faena de haber elegido ser madre soltera. Necesitaba alguien donde apoyarme. Necesite un hombre a mi lado, pero entre todos ustedes, no encontré a ninguno que tuviera la suficiente bondad de darme una mano, nada más que por ser solidario. No necesitaba plata, compromisos, ni nada de eso, solo alguien que me acompañara, de vez en cuando a tomar una leche con café. Pasaron los meses, y cuando tuve a mi hija, estaba sola. De la misma manera, que cuando supe que ella estaba creciendo dentro de mí. No hubo nadie a quien avisarle que había nacido.
En ese momento renuncié a ustedes, a depender de que alguno de ustedes viera la mujer que era. Hoy mi hija tiene un año y 5 meses, en todo ese tiempo, he ido creciendo, madurando, descubriendo los secretos de la vida, y llegué a este momento, en el que a través de las palabras me libero de ustedes, de sus ignorancias, de sus caricias vacías, de sus vidas de trampas y teñidas de hipocresías hacia ustedes mismos.
Aprendí mucho de ustedes queridos hombres, aprendí a ser una mujer fuerte, y aprendí a valorar el amor. Porque este último llegó a mi vida.
De la mano de Cristian y de Eleonora.
Y por ellos, abandono en esta carta los rcuerdos vagabundos de cada uno de ustedes.
Ojalá y aprendan algún día a ser mejores de lo que fueron conmigo.
Mis mejores olvidos
Claudia