martes, 25 de octubre de 2005

CARTA A MIS HOMBRES PASADOS


MIS QUERIDOS HOMBRES, PORQUÉ SERÁ QUE NO SE PUEDE VIVIR SIN USTEDES???
Yo lo intenté pero no pude, mil veces a mil hombres les dejé el alma a sus pies, y consecuentemente lo que recibí fue una patada, que me dolió hasta el alma. Pero aprendí. A no ser adicta al amor, a disfrutarlo solo si lo recibía, no si lo imaginaba. Me llevo tiempo y sentir muchas pieles en mi piel, el darme cuenta de que dando sexo no lograría amor, de que dejando el alma en una cama no lograría jamás ser amada. Para esos hombres fui unas horas “ de trampa” y nada más, pero queridos hombres era tal mi sed de amor, que con sus migas me conformaba. De ustedes aprendí cosas útiles, aprendí a camuflar mis emociones, a mentir placeres que realmente no supieron darme. Por qué será que creen saber todo de una mujer? Si ignoran la ubicación fundamental del clítoris ? Es verdad, no saben donde queda, y muchísimo menos, para lo que sirve !. Y aunque no lo crean, de alguna manera eso me consuela, porque se que van por la vida haciéndose los machos sin serlo verdaderamente. Y en algún momento se van a encontrar a una mina bien plantada que no tema herir tanto orgullo y que les cante las cuarenta. Aunque seguramente la van a acusar de frígida, sin que lo sea.
Nada más que para zafar.
Por qué les digo todo esto? Porque necesito limpiar mi ser de toda la basura que dejé entrar. Porque quiero exorcizar los recuerdos de ese tiempo de desesperación, de soledad, de miedos que no sabia como resolver. En ustedes busqué amantes y amigos, y lamentablemente no supieron ser una cosa ni la otra. Buscaba estar con otro ser humano algunas horas, y muchas veces tener sexo era el precio por la compañía, lo único que quería de ustedes era alguien con quien hablar, para espantar el halo invisible de una casa vacía, de una mesa en algún bar, un libro, un bebé en mi vientre y yo.
No me siento orgullosa de esa época, me parece un flash de inconciencia, de sed de un abrazo que me sostuviera en esa faena de haber elegido ser madre soltera. Necesitaba alguien donde apoyarme. Necesite un hombre a mi lado, pero entre todos ustedes, no encontré a ninguno que tuviera la suficiente bondad de darme una mano, nada más que por ser solidario. No necesitaba plata, compromisos, ni nada de eso, solo alguien que me acompañara, de vez en cuando a tomar una leche con café. Pasaron los meses, y cuando tuve a mi hija, estaba sola. De la misma manera, que cuando supe que ella estaba creciendo dentro de mí. No hubo nadie a quien avisarle que había nacido.
En ese momento renuncié a ustedes, a depender de que alguno de ustedes viera la mujer que era. Hoy mi hija tiene un año y 5 meses, en todo ese tiempo, he ido creciendo, madurando, descubriendo los secretos de la vida, y llegué a este momento, en el que a través de las palabras me libero de ustedes, de sus ignorancias, de sus caricias vacías, de sus vidas de trampas y teñidas de hipocresías hacia ustedes mismos.
Aprendí mucho de ustedes queridos hombres, aprendí a ser una mujer fuerte, y aprendí a valorar el amor. Porque este último llegó a mi vida.
De la mano de Cristian y de Eleonora.
Y por ellos, abandono en esta carta los rcuerdos vagabundos de cada uno de ustedes.
Ojalá y aprendan algún día a ser mejores de lo que fueron conmigo.
Mis mejores olvidos
Claudia

viernes, 21 de octubre de 2005

CONFESIONES



Hace casi un mes que ni asomo por el blog, como siempre, estoy hasta las manos de trabajo, de cosas urgentes, pero no tan importantes.
Anoché me quedé hasta tarde despierta, no podía dormir pensaba en un sueño recurrente que he tenido en este tiempo. En mi sueño estaba siempre la misma persona, un hombre de brazos fuertes que conocí hace mucho. Y del que me enamoré para no morirme de tristeza, pero como buen hombre que es, me dejó colgada del andamio de sus olvidos. Yo me ilusioné muchísimo con él, fué porque estaba sola, con Eleonora en mi vientre, batallando con la soledad que sentía, y me lo encontré a él, que me escuchaba, que me daba bola, que me hacía reír. El hombre perfecto, con los ojos verdes más increíbles que he visto. Me aferré a él, para no hundirme en el dolor que me laceraba. Lo amé, me entregué a él, con la esperanza de que se quedara por siempre dentro de mí. Obviamente no funcionó. Se lo robé a ella por unas 3 horas, lo que duró el turno del motel. Me aguanté para no llorar, porque mientras estaba dentro de mí, entendí que lo que él podía darme, sus brazos fuertes, y su espalda ancha, no me llenaba. Fingí múltiples orgasmos, para no tener que explicarle que no me conformaba con la vaciedad que me daba. Para esconderme de mi misma, para acallar a mi alma, que incrédula me vio hacer el amor, desde una esquina de esa habitación. fui tonta, es innegable, despúes de eso lo ví solo cinco veces, incluyendo la noche de su casamiento con Ella, cuando llego al salón recién salido de la catedral.
Esa noche lloré, por mí, por mi bebé, por haber sido tan ilusa. Por estar enamorada del espejismo de sus ojos verdes. Como correspondió, no lo molesté más. Lo llamé algunas veces solo para escuhar el timbre de su voz. Le mandé regalos de cumpleaños. Y nada más. El nunca me dió nada que tuviera esencia, ni siquiera su propio cuerpo. Ya no hablamos. Hoy solo hablaría para decirle a Ella, que él es capaz de engañarla con cualquiera. Me da lástima. No creo que pudiera soportar su mundo destruido. Escribo todo esto porque soñé con él, porque ahora me doy cuenta de que aprovechó para sí mismo mi vulnerabilidad, de que las pocas cosas que dijo no tenían verdades. No le tengo rencor. Con el tiempo aprendí que la vida siempre se ocupa de pasar las facturas correspondientes.
Por suerte a mi me llegó la hora de ser amada, por un hombre de verdad, que no tiene ojos verdes, ni brazos fuertes, pero que tiene un corazón con fuego para cauterizar dolores como el que él me hizo sentir.
Eso es todo por hoy.
Claudia