
Las divinas del colegio....Bellas, chicas bien...sin problemas monetarios...elitistas, expertas en el arte de hacer sentir a los menos afortunados, más desafortunados de lo que eran...
La primera persona de la que me enamoré...y que sintió mi amor como una ofensa....y que nunca más me habló.....para él me morí.
El grupete que solo se dirijia a mí para preguntarme si cobraba la misma tarifa que las demás negras de mi barrio. Y que borrachos, de madrugada, se pararon afuera de mi casa a gritar para que toda mi familia lo escuchara, que saliera a tener sexo con ellos, que seguro me iba a encantar.
Aquellos amigos....amigos de los dientes para afuera....Amigos para hacerles las monografías...para pasar tareas de la escuela...pero no para poner hombro, ni el pecho a las balas... Amigas...que buscaban a una idiota para que las exaltara...para que les mantuviera el ego bien...para que las acompañara cuando nadie más estaba.
En fin, personas, a las que quise y no, que hicieron durante 6 años de mi vida, un infierno existencial. Que me vaciaron la autoestima, los bolsillos y el corazón. Personas que fueron mi error más grande. Personas a las que debí tratar con el caracter que tengo hoy, y que en aquel entonces no tuve....En aquel entonces era una adolescente solitaria que veía como su familia, su centro de seguridad, se derrumbaba, que buscaba afuera, la aceptación y el afecto que en esa guerra de los Roses de su casa, no había. En aquel entonces tenía ideales, creía en la bondad de las personas, en la hombría de bien de los hombres, en la sensibilidad de las mujeres, 6 años de aguantar humillaciones transformaron a esa adolescente en una mujer amurallada, rodeada de cercos, desconfiada, que tiene solo un amigo, que descree de todo, que analiza a fondo a las personas que pasan por su vida sin darles ninguna oportunidad. 6 años de padecer a estas personas mataron su juventud, y la dejaron convertida en una anciana experimentada en los fracasos. Muy a su pesar...ella que solo quería vivir la vida, y no que la vida se alimentara de ella.
Y aún duele, duelen los recuerdos, duelen la cicatrices, como cuando hay mal tiempo. Duele en las manos. Le duele a la chiquilina que quedo encerrada entre sus murallas