miércoles, 9 de noviembre de 2005

PEKEÑA MUERTE

Son las 12 de la noche, hace unos minutos, terminé de morir un poco más, hice el amor, tuve un orgasmo, sentí que se me salía el alma del cuerpo, y que después volvía, como una pluma a posarse en mi. Morir un poco todos los días, para poder vivir mucho más, liberar endorfinas en todo mi ser, sentir que era una antorcha incandescente en medio de la oscuridad del dormitorio. Él duerme, se tiene que levantar temprano, yo también, pero sé que si espero hasta mañana no voy a poder decir las cosas como quiero decirlas. (lo despierta el ruido que hago con el teclado) me mira y me sonríe adormilado. Voy a escribir mientras dure el cd de Il Divo, me inspira la música tranquila. Esos momentos que pasamos en la cama, dejando que se serenen los latidos del corazón, viéndonos, dándonos las caricias tímidas que en lo irrefrenable de la pasión no nos dimos. Me hicieron pensar. En que no pensé en lo gorda que estoy, en la cicatriz de la cesárea, en las estrías que me quedaron, ni en que no puedo dejar para el martes la depilación. En ese momento en que siento que soy la mujer más hermosa del mundo, con el amante que esperó toda la vida, en ese momento, muero. Para renacer un instante después, con la certeza de haberle atrasado un poco más el reloj a la muerte. Y siento pena, por las mujeres que morirán con el alma tan joven, con la piel avasallada pero virgen. Hoy reacciono al hecho de haber sido bendecida al tener un hombre bueno al lado mío. Un hombre que no se interesa por saber donde queda el clítoris de todas las mujeres, sino únicamente el mío. Eso es fidelidad, aunque no haya papeles, y no sepamos si alguna vez los habrá. Pienso en tantas personas que deambulan solas, y si tuviera un balcón saldría a gritarle a la vida que le agradezco lo que hoy entiendo. Quizá sea el principio de una amistad conmigo misma, de un cese al fuego, de reconocerme en la imagen que me devuelve el espejo. Y todo gracias a un orgasmo. A una pequeña muerte. Ahora entiendo un poco a Jhonn Lennon, con eso de hacer el amor y no la guerra. Pero tiene que ser HACER EL AMOR, no sexo, no coger con j, que el corrector ortográfico no me deja escribir. Porque cuando se hace el amor, cuando se deja el corazón y no la habilidad para ponerla, en la cama, es cuando te cambia la cabeza. Cuando algo hace click, y no podes vivir sin la pasión aunque la pasión te destroce. Eso es amor, no es entregarse en cuotas, es dar todo cash, de una. Y es imposible amar al otro, a los otros cuando no amamos lo que somos. Cuando eso pasa se da un amor defectuoso, un amor lastimado y dañado, no por el rechazo sino por nosotros mismos. Y ahora que son las 12.21 me doy cuenta de que a mi hombre lo he amado durante un año y un día con los despojos de mi guerra interna. Y ya me cansé de que eso sea así. Así que ALTO AL FUEGO!!!. Con toda la barbarie que veo cada día, no hay necesidad de masacrarme a mi misma. Y menos por lo que dice ese porcentaje del mundo, que vive con espejitos de colores en lugar de cerebro. Y cuando sienta que el cese al fuego esta por caducar, voy a buscar a mi hombre y le voy a pedir que hagamos el amor. Y cuando nuestra piel sea una sola, voy a olvidar las discordias de mi alma, para darme por entero a él. Total y sinceramente. Lo voy a amar.

5 comentarios:

  1. Extremadamente bello el post, todo lo que escribiste, es tanto el sentimiento que al transmitirlo como vos lo transmitiste se siente que se puede estallar. Muchas veces pensé entre la separación de hacer el amor y simplemente garchar, tengo que confesar que mi conclusión más de una vez fue que lo primero no existía. Aunque aprendí a sentirlo, como vos decís, es difícil olvidarse de pensar en ese momento, sobretodo para el hombre que se presiona a si mismo para que todo sea perfecto, desvirtuando lo natural. Y me acuerdo de la gente que piensa que el sexo es una masturbación de a dos, me acuerdo de los que piensan que el otro es sólo alguien de turno, una cara cualquiera que satisface nuestro deseo momentáneo... recuerdo cuando estaba enamorado y realmente hacía el amor, también. Me acuerdo de muchas cosas. Me acuerdo de pensar que a veces la pekeña muerte no valía la pena, porque se esfumaba segundos después, y esa que estaba conmigo era una extraña. Todo es confuso... Realmente quisiera que la gente le dé a esa unión la importancia que se merece, y sobretodo, la importancia relativa e individual y no el valor actual, que parece ser tan vanal...
    Saludos Claudia, espero que sigas así, enamorada ^_^

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    Cambiando de tema radicalmente:
    See you at the battlefield!

    Únete al Coronel Niceto Vega! Abajo los barrios, arriba Palermo Glam!

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  2. Es un acto maravilloso tierno, dulce y eterno... ojalá durara toda la vida. Yo ya nosé que daria por hacer el amor con el unico hombre que he amado con toda mi alma y con el cual no puedo estar. Como verás mis ultimos post, solo hablan de su amor aucente, de la necesidad de tenerlo para mirarlo, adorarlo y mil veces amarlo... pero no puedo tenerlo y lo único que hago es lamentarme por eso. Nunca más (pienso)que podré dar tanto de mi, como se lo dí a él.
    Me gustaron mucho tus confesiones momentaneas, ojala sigas siendo muy feliz.
    Besos y gracias por pasar por mi humilde blog. NOELIA

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  3. Sin duda es admirable como escribe señorita... muy bueno... felicitaciones

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  4. Claudia cada ves escribes mejor es un orgullo para mi poder leerte...
    no cambies nunca suerte!!
    chau

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