Tengo la idea recurrente del odio y el rencor. Después de mucho pensar descubrí que la bronca grande con mis padres es por haber decidido tener a mis hermanos menores, que nacieron justo en medio de mi adolescencia que ya venia complicada. Me obligaron a sacrificar cosas que hoy después de 20 años aún añoro. De hija mayor pase a niñera y mucama lava pañales. Estuvimos años para atrás económicamente donde todo era para los bebés y si quedaba, me tocaba algo. Ellos dicen que todos tuvimos que sacrificarnos, pero lo que más me molesta es que no tuve elección. Me llené de frustración. Ver que mis compañeros de curso tenían adolescencias normales me hacia sentir impotente. Me mandé mil cagadas. Me hice adicta a la comida para calmar mi ansiedad ante la perdida de las cosas que yo necesitaba. Me acuerdo de mi primer corpiño, me lo regalo una vecina y lo use 2 años hasta que me marcaba tanto que me cortaba la circulación. En cambio a mi hermana le dan plata cada tanto para que se compré porque ella es universitaria.
Yo soy solo la gorda yeta. La que se quedó sin nada. Que cose escondida del mundo entre 4 paredes que odia. Que se embarazo de 2 pibitas que la consumen día a día. Nunca fui la primera para nadie ni nada. Siempre hubo alguien antes mejor que yo. Ni para mi marido fui la primera opción, después de estar conmigo se cogió a otra, la embarazó y cuando lo patearon por pelotudo, se acordó de mí. Y yo cansada de remar sola con una piba sin padre lo acepté. Soy una gorda yeta pelotuda además. Y la verdad no quiero morirme yo, quiero que se mueran todos los demás, los que me obligaron a madurar, a ser una adulta cuando faltaban años para eso. Los que me mancharon con irresponsabilidad, e imprevisión. Que se mueran los que me menospreciaron. Los que me exigieron más y más y más, hasta que mi cabeza no dejó de pensar nunca más. Los que rompieron mi corazón en mil pedazos y después me obligaron a tragármelo.
Hijos de puta mal paridos. Que todavía tienen mi alma enredada en su inmunda telaraña.
La bronca más grande es que no quiero seguir siendo fuerte mirándome al espejo y diciéndome que soy fuerte. Porque deje de serlo. Porque ya no quiero serlo. Traten de llevar los cascotes de mi espalda, a ver si le dan los huevos.